Luis Alberto Stoppiello[1]
Introducción
Cuando observamos a padres con sus hijos bebés, lo que percibimos a través de nuestros sentidos es la conducta de ellos. Por conducta se entiende la “forma en la que actúa una persona. Alguna o todas las actividades de una persona, incluyendo las acciones físicas que se pueden observar directamente y la actividad mental que es inferida e interpretada” (López Galán, 2006, p.94).
De esta definición surge entonces que la conducta tiene un aspecto externo observable y un aspecto interno deducible, con lo cual podemos plantear dos dimensiones de la conducta:
Dimensión explícita o manifiesta de la conducta: las acciones y comportamientos de la persona (o personas) captadas mediante nuestros órganos perceptivos (sobre todo vista y oído).
Para esta dimensión, proponemos el concepto de interacción: “acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, funciones, etc.” (RAE, 1999, Tomo II, p. 1178, en Stoppiello, 2016).
La etimología del término, que deriva del latín, está compuesta por: “Inter” que significa entre o en medio y “Acción” que deriva de “actionem” ac. de “actio”, proveniente del participio “actum” del verbo “agere” y significa hacer, poner en movimiento, conducir, derivado de la raíz indoeuropea *ag- conducir, mover (Freire de Garbarino et. al., 1992).
Las vicisitudes iniciales del vínculo (con los encuentros y los desencuentros bebé-adulto) pueden en un caso contribuir al desarrollo del niño, mientras que en el otro caso el conflicto interactivo produce en lo inmediato síntomas funcionales y a largo término afecta el desarrollo y el conjunto de la estructura de la personalidad.
Dimensión implícita o latente de la conducta: refiere a lo no perceptible del comportamiento humano, a los impulsos internos del sujeto que lo llevan a la acción manifiesta.
En este plano consideramos tanto la conducta individual como los intercambios entre sujetos a partir del nivel motivacional y su mutua representación interna como vínculo.
En base a lo dicho hasta el momento, nos planteamos una serie de preguntas:
¿Se pueden investigar estas dos dimensiones de la conducta?
De ser posible: ¿Es factible abordarlas tanto desde lo intrapsíquico como desde lo intersubjetivo? y ¿pueden abordarse desde un marco teórico psicoanalítico?
La respuesta a todas estas preguntas es sí: se pueden realizar investigaciones psicoanalíticas sistemáticas de las dimensiones manifiesta y latente de la conducta, tanto desde lo individual como desde lo interaccional.
En el presente trabajo, presentaremos una metodología de trabajo, de propia autoría, denominada Método para el estudio de las interacciones triádicas precoces (MEITP), que combina dos instrumentos para investigar las dos dimensiones de la conducta:
Para la dimensión manifiesta: la Escala de Interacción Triádica precoz (EITP) de propia autoría (Stoppiello, 2017).
Para la dimensión latente: el Algoritmo David Liberman (ADL) creado por el Dr. Maldavsky (1999)[2].
Corpus teórico
¿Qué es una familia?
Es un fenómeno ambivalente, puesto que:
Es algo ¨natural y conocido¨: casi todos nacimos y nos criamos en una familia y en ella vivenciamos nuestras primeras experiencias de estar con otros (proceso de socialización primaria).
Estas experiencias nos han suministrado las bases constitutivas para construirnos como seres humanos (proceso de constitución subjetiva).
Es algo ¨artificial y misterioso¨: al ser producto de un ¨pacto entre extraños¨ que deciden estar juntos y asumen el desafío de partir de lo individual para ir al encuentro de algo en común.
Proponemos la siguiente definición:
La familia es un grupo de personas unidas entre sí mediante distintos tipos de lazos:
biológicos (consanguineidad), culturales (alianza) y emocionales (vínculo).
Todos los vínculos son importantes, pero el vínculo afectivo es fundacional y fundamental para la constitución y el mantenimiento de la familia.
La familia y los vínculos
Los miembros de la familia tienen una historia vincular compartida, introyectada y modificada por cada miembro a partir de sus propias necesidades. Esta historia vincular introyectada genera una mutua representación interna: ¨los otros están alojados en mi psique y yo estoy alojado en la psique de los otros¨.
Si con Melanie Klein estos otros introyectados (objeto interno) (1932), forman parte de nuestro ¨mundo interno¨(ibid.); con Pichon-Rivière, al inspirarse en esta idea y en sus propios desarrollos, consideraremos el ¨grupo interno¨ (2000), el cual está constituido por los objetos, los vínculos, las redes de vínculos y sus modificaciones a partir de las necesidades de cada sujeto.
En este punto, podemos preguntarnos entonces qué procesos vinculares se dan en las familias y qué efectos producen.
Procesos vinculares
En sus inicios una familia tradicional se constituye a partir del nacimiento del primer hijo (pasaje de ser dos a ser tres y pasaje de los roles de esposos a los roles de padres y de hijo). Sin embargo, la relación padres-bebé no se inicia ni con el nacimiento, ni con la gestación, ni con la concepción. La relación tiene como precursor el deseo parental, que incluye el deseo de ser padre y el deseo de ser madre. A su vez, estos deseos se relacionan con otro: el deseo de hijo.
Se trata de deseos que pertenecen a órdenes distintos[3]:
Deseo de ser padres: del orden del narcisismo, tiene que ver con el deseo de realización personal de cada futuro progenitor (deseo de sentirse completo/a a través de ser madre y padre).
Hay una fantasía (producción imaginaria) que, con la llegada del hijo, éste va a obturar la falta y aparecerá un sentimiento de plenitud.
Deseo de hijo: del orden del don, se reconoce al hijo como un ser diferenciado, autónomo e independiente, que nace para vivir su propia vida y realizar su propio proyecto personal.
Todo lo anterior pertenece al orden deseante, pero sin embargo tiene sus consecuencias en lo concreto de las vidas humanas. Surge entonces la siguiente pregunta: ¿Cómo se materializan estos deseos?
Como tentativa de respuesta, proponemos la siguiente respuesta:
Desde lo biológico todo comienza con la fecundación del óvulo por el espermatozoide, pero la posibilidad de anidación del óvulo fecundado en el útero materno se acompañaría además de otro tipo de anidaciones.
Como hipótesis sugerimos que tal vez este otro tipo de anidaciones sean la condición de posibilidad de la anidación biológica, es decir que para que ésta resulte factible, se requeriría de las otras.
A continuación, les presentaré una serie de conceptualizaciones que venimos trabajando desde hace varios años y que todavía se encuentran en proceso de elaboración:
La teoría de las anidaciones subjetivas[4]
La posibilidad de que un óvulo fecundado pueda implantarse en la matriz se apoyaría en el trabajo psíquico de constitución de representaciones-bebé in útero. A este proceso lo hemos denominado ¨anidaciones subjetivas¨, en tanto correlato psíquico del proceso somático (desarrollo embriológico).
En forma retrospectiva, desde el presente y hacia atrás, proponemos la siguiente clasificación de las anidaciones subjetivas: intra-subjetivas, inter-subjetivas y trans-subjetivas.
Anidaciones intra-subjetivas:
Representación-bebé en cada psique individual de la futura madre y del futuro padre.
La representación correspondiente es: “Mi hijo/a”.
Etapas del proceso de constitución de representaciones-bebé in útero[5]:
Primera etapa (coincidente con el primer trimestre de embarazo): la mujer embarazada tiene sensaciones corporales pero el feto todavía no es sentido en el interior de su cuerpo.
Durante este primer trimestre acecha el peligro de un aborto espontáneo que ponga fin al embarazo. En consecuencia, la representación-bebé es difícil de constituir, por lo cual la representación está más relacionada con la idea de estar embarazada (cuerpo embarazado), la cual se apoya en los resultados positivos del test de embarazo y/o análisis clínico.
Segunda etapa (coincidente con el segundo trimestre de embarazo): superado el peligro de un aborto espontáneo en el primer trimestre, la representación-bebé in útero se constituye y se despliega a lo largo del trimestre.
Las proyecciones imaginarias saturan estas producciones y se materializan en un bebé ideal que tiene todas las características positivas imaginables para los futuros padres y los familiares: el bebé más bello, más simpático, más inteligente, etc.
En la base de estas representaciones está el narcisismo de los padres (y de ambas familias de origen) como soporte imaginario de la ilusión de plenitud (satisfacción narcisista compensatoria).
Tercera etapa (coincidente con el tercer trimestre de embarazo): ante la cercanía del parto, vuelve a aparecer el peligro de muerte del bebé, de la madre o de ambos por complicaciones antes o durante el parto, por lo cual desaparecen las representaciones-bebé en útero para dar lugar a las representaciones del parto.
Estas se manifiestan con una gran carga de ambivalencia: algo muy deseado, pero a la vez muy temido.
Anidaciones inter-subjetivas:
– Representación-bebé en la psique interindividual de la pareja.
La representación correspondiente es: “Nuestro/a hijo/a”.
– Representación-bebé en la psique interindividual de cada familia de los futuros padres.
Las representaciones correspondientes son: “Nuestro/a nieto/a”, “Nuestro/a sobrino/a”, “Nuestro/a primo/a”.
– Representación-bebé en la psique colectiva de la comunidad de pertenencia de los futuros padres y sus respectivas familias.
Las representaciones correspondientes son: “El/la nieto/a de…”, “El/la sobrino/a de…”, “El/la primo/a de…”.
Anidaciones trans-subjetivas:
Representación por herencia filogenética de la humanidad (conservación de la especie humana trasmitida a través de la pulsión de vida).
La representación correspondiente es: “Un/una niño/a”.
Este conjunto de representaciones-bebé in útero se da a través de un complejo proceso multideterminado por variables de distinto orden: biológico, psicológico, cultural, social, económico, político, simbólico, etc.
Cada una de estas variables tendrá sus particularidades y su grado de incidencia, al punto de establecer un proceso único e irrepetible para cada pareja y para cada niño por nacer.
Efectos de los procesos vinculares
Las interacciones familiares producen efectos desde dos puntos de vista: en cuanto al nivel de incidencia y en cuanto al tipo de incidencia.
– En cuanto al nivel:
Individual: en cada miembro de la familia.
Colectivo: en todo el grupo familiar.
– En cuanto al tipo de incidencia:
Trófica: las interacciones familiares son nutricias y tienen un efecto benefactor en sus miembros y en el grupo.
Distrófica: las interacciones familiares son tóxicas y tienen un efecto patogénico en sus miembros y en el grupo.
Todo lo anterior puede relacionarse con las aportaciones de Losso (2001) a las funciones de la familia desarrolladas por Metzer y Harris (1983), puesto que proponemos articular su ordenamiento de las Funciones Introyectivas y Funciones Proyectivas de la familia, con nuestra diferenciación de niveles de los efectos de los procesos familiares.
De lo anterior resulta que las Funciones Introyectivas de la familia se corresponderían con el nivel trófico y las Funciones proyectivas de la familia con el nivel distrófico.
A continuación, presentaremos brevemente los desarrollos de Losso.
Primer grupo: Funciones Introyectivas
Contienen y elaboran el sufrimiento en la familia.
– Generan lazos de amor.
– Infunden esperanza a sus miembros.
– Contienen el sufrimiento (depresivo y paranoide).
– Posibilitan el pensar.
Losso agrega una nueva función a este grupo: la erotización que lleva a la exogamia.
Segundo grupo: Funciones Proyectivas
Expulsan lo angustioso.
– Suscitan odio.
– Siembran desesperanza y desesperación.
– Transmiten angustia persecutoria.
– Promueven las mentiras y la confusión.
Losso agrega una nueva función a este grupo: la erotización narcisista que promueve endogamia.
Este mismo autor también hace un listado de las características de la familia sana que diferencia de la familia normal, para no caer en lo adaptativo (normativización):
1- Predominan las funciones Introyectivas sobre la proyectivas.
2- Prevalencia de la sexualidad exogámica.
3- Clima emocional de confianza, con organización jerárquica y fronteras sexuales y generacionales claras y funcionales.
4- Capacidad de cambio durante el curso de la vida.
5- Equilibrio entre intimidad y distancia en las relaciones intrafamiliares.
6- Discriminación e independencia relativa de los miembros entre sí y posibilidad de soportar la cercanía.
7- Capacidad de usar los conflictos positivamente, estimulando los cambios y la adaptación a situaciones nuevas.
8- Plasticidad en las conductas y la asunción de roles.
9- Posibilidad de comunicación entre los miembros de la familia como paso previo a la resolución conjunta de los problemas.
10- Adecuada discriminación sí mismo-objeto.
11- Reconocimiento del cuerpo como parte integrante de los individuos (integración psicosomática de Winnicott, 1965).
12- Equilibrio en la relación de cada miembro con los objetos internos y externos.
Aspectos metodológicos
Escala de Interacción Triádica Precoz (EITP)
Historia del instrumento
La versión original de la EITP-I (Stoppiello, 2011b) fue diseñada como instrumento Ad hoc en el marco de una investigación doctoral (Stoppiello, 2016, op.cit.) para seleccionar la muestra de investigación y hacer mediciones cuantitativas de secuencias de interacción bebé-progenitores.
Por su condición Ad-Hoc, solo se realizaron testeos preliminares y consulta interjueces.
Segunda versión (EITP-II): diseñada en el marco de una investigación subsidiada por la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) de Argentina.
Tercera versión (EITP-III)[6]: versión actual sin estudios de validación y confiabilidad.
Características metodológicas de la EITP
Marco Teórico: integrativo, incluye aportes de la psicología del desarrollo, del psicoanálisis clásico y del psicoanálisis vincular.
Conceptos centrales: interacción, tríada y precoz. De su integración surge el concepto marco: Interacciones Triádicas Precoces.
Interacción: “acción que se ejerce recíprocamente entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, funciones, etc.” (DRAE, 1999, p. 1178, Tomo II).
Tríada: “conjunto de tres seres estrecha o especialmente vinculados entre sí” (ibid.., p. 2023, Tomo II).
Precoz: adelantado o prematuro, lo que sucede en las primeras etapas de un proceso o lo que aparece a una corta edad o inicios de la vida (ibid.).
Interacciones Triádicas Precoces (ITP): escenas familiares en las que el bebé y sus progenitores tienen algún tipo de intercambio a nivel verbal, fonológico y/o motriz durante el primer semestre de vida (Stoppiello, 2015a).
Tipo de instrumento: escala de observación sistemática con registro de aparición y/o reiteración de frecuencias (presencia y cantidad de veces que se repite un comportamiento).
Presenta un conjunto de ítems en forma de afirmaciones o juicios que expresan sólo una relación lógica y califican a un objeto de estudio (Hernández Sampieri, Fernández-Collado y Lucio, 2008).
Categorías de medición: mirada, atención, contacto corporal, componentes verbales y componentes paraverbales.
Puntaje: el usuario debe seleccionar, entre todos los ítems presentados, aquellos que cree que califican del mejor modo al objeto. Como a cada ítem le corresponde un valor (2, 1 y 0 puntos), éstos se organizan en orden decreciente.
Significado de los puntajes:
2 puntos: La categoría puntuada en la persona estudiada se relaciona con las otras dos personas (interacción triádica). Ejemplo: La madre habla al hijo y a continuación habla a su esposo (categoría Contacto Verbal).
1 punto: La categoría puntuada en la persona estudiada se relaciona solo con una de las otras dos personas de la tríada (interacción diádica). Ejemplo.: el bebé está atento solo a la madre (categoría Atención).
Estos dos niveles de interacción, se corresponden con los conceptos de representaciones intrasubjetivas e intersubjetivas, vínculo sano o trófico y funciones introyectivas (Losso, op.cit.).
0 punto: La categoría medida en la persona estudiada no se relaciona con ninguna de las otras dos personas de la tríada (ausencia de interacción). Ejemplo: el padre está en silencio (no habla ni al hijo ni a la esposa) (categoría Contacto Verbal).
De acuerdo a la inferencia clínica, producto de la evaluación del caso, podría tratarse (o no) de un déficit representacional a nivel intrasubjetivo, intersubjetivo y/o transubjetivo, un vínculo deficitario o distrófico (con ausencia de vínculo en casos extremos) y funciones proyectivas (Losso, ibid.).
Anotación de los puntajes: en una grilla de puntuación confeccionada en formato Excel para facilitar cálculos, porcentajes y fórmulas.
La grilla permite diferenciar distintos tipos de puntuación (parciales y totales).
Ejemplos:
– Puntaje parcial del bebé en el segundo corte de la variable mirada.
– Puntaje total del primer corte de análisis (incluye la suma de los puntajes totales de cada variable en el primer corte).
– Puntaje total general de la secuencia analizada (incluye la suma final de todos los cortes de análisis del período de tiempo estudiado).
Segmentación de la muestra a analizar: por intervalos instantáneos.
Se fijan intervalos regulares de tiempo para realizar los cortes de la secuencia a analizar y, al final de cada intervalo, se aplica la escala para medir lo que aparece en ese instante. Ej.: cada 10 segundos se corta la secuencia y se puntúa qué se ve en el décimo segundo y así cada 10 segundos.
Ventajas: a menor duración del intervalo mayor confiabilidad de la escala (mayor precisión en la medición).
Desventajas: al puntuar secuencias de larga duración, puede aparecer la fatiga del observador.
Para salvar esta desventaja se puede alargar el intervalo (ej.: cortar cada 15 o 20 segundos), pero esto le restará mayor precisión a la medición.
Confiabilidad y validez:
Confiabilidad:
Se utilizó el Coeficiente de Correlación Intraclase (CCI) de Fisher (1921) para determinar el grado de concordancia de las observaciones realizadas por diferentes observadores de la EITP-II.
Para interpretar los valores del CCI, tomamos la versión de Landis y Koch (1977).
Los valores surgidos de la puntuación fueron clasificados en 3 grupos:
Grado de acuerdo casi perfecto: 8 valores (36,36 %).
Grado de acuerdo substancial: 12 valores (54,55 %).
Grado de acuerdo moderado: 2 valores (9,09 %).
Grado total de acuerdo significativo (% casi perfecto + % substancial): 90,91 %.
Valor más alto: Vigilia: Coincidencia en Consistencia y Acuerdo Absoluto: Individuales ,934 y Promedio ,966.
Al no tener valor diferencial, se la redefinió como criterio de inclusión (los miembros de la familia deben estar despiertos para poder ser evaluados).
Valores más bajos: Mirada: Acuerdo Absoluto – Individuales: ,591 y Atención: Consistencia y Acuerdo Absoluto (coincidencia): ,547.
Para aumentar el grado de acuerdo entre los observadores, todas las variables de la versión EITP-III tienen definiciones operacionales.
Validez:
Hasta el momento se cuenta con la Validez de Contenido (juicio de expertos), quienes concluyeron que las variables seleccionadas son representativas de lo que se pretende medir.
Inferencias cualitativas de los puntajes: hasta el momento se han identificado cuatro situaciones posibles:
Interacción Triádica Completa (ITC): Cada integrante de la tríada adquiere la puntuación más alta (2 puntos): total 6 puntos.
Interacción Triádica Incompleta (ITI): Dos de los integrantes de la tríada adquieren la puntuación más alta (2 puntos) y el tercero una puntuación menor (1 punto): total 5 puntos.
Interacción Diádica (ID): Dos de los integrantes de la tríada adquieren la puntuación más alta (2 puntos) y el tercero la puntuación más baja (0 punto): total 4 puntos.
Ausencia de Interacción (AI): Cada integrante de la tríada adquiere la puntuación más baja (0 punto): total 0 punto.
Aplicación del instrumento
A continuación, presentaremos, a modo ilustrativo, una secuencia de interacción triádica familiar medida y analizada con la EITP.
Secuencia de interacción: Bebé de 6 meses y secuencia de filmación del primer corte (a los 10 segundos de iniciado el registro fílmico)
Puntuación de la variable Mirada:
El bebé mira a un progenitor (1 punto), la madre mira a un miembro de la tríada (1 punto), el padre presenta cualquier otro tipo de mirada (0 punto). Total: 2 puntos.
Análisis: el bebé mira a la madre, la madre mira al bebé y el padre no mira ni al hijo ni a la esposa.
Puntuación de la variable Atención:
El bebé está atento hacia uno de los progenitores (1 punto), la madre está atenta hacia uno de los miembros de la tríada (1 punto), el padre presenta cualquier otro tipo de atención (0 punto). Total: 2 puntos.
Análisis: el bebé está atento a la madre, la madre está atenta al hijo y el padre está desatento a su hijo y esposa.
Puntuación de la variable Contacto Corporal:
El bebé presenta cualquier otro tipo de contacto corporal (0 punto), la madre presenta cualquier otro tipo de contacto corporal (0 punto), el padre presenta cualquier otro tipo de contacto corporal (0 punto). Total: 0 punto.
Análisis: hay ausencia de contacto corporal entre los tres miembros de la familia.
Puntuación de la variable Componente Verbal:
El bebé presenta cualquier otro tipo de verbalización (0 punto), la madre presenta cualquier otro tipo de verbalización (0 punto), el padre presenta cualquier otro tipo de verbalización (0 punto). Total: 0 puntos.
Análisis: ningún miembro de la tríada familiar emite palabras.
Puntuación de la variable Componente Paraverbal:
El bebé presenta cualquier otro tipo de componente paraverbal (0 punto), la madre presenta componentes paraverbales hacia uno de los miembros de la tríada (1 punto), el padre presenta cualquier otro tipo de componente paraverbal (0 punto). Total: 1 punto.
Análisis: el bebé y el padre están en silencio y la madre emite un sonido similar a un soplido.
– Análisis cuantitativo de la secuencia:
Puntaje total: 12 puntos (sobre un total de 30 puntos).
Porcentaje total de interacción triádica del corte: 40%.
– Análisis cualitativo del corte de análisis:
Los tres miembros de la tríada familiar están despiertos al momento del corte de análisis.
La díada madre-bebé está en un contacto visual atento y a la distancia (sin contacto corporal).
El padre no participa de la interacción entre su hijo y la esposa.
La secuencia se desarrolla sin emisión de palabras y la madre emite un sonido similar a un soplido.
El protagonismo queda en manos de la díada madre-hijo, pero a la distancia (situación acorde a la edad del niño), lo cual implica que el contacto corporal queda en segundo plano ante la conexión visual y sonora entre el niño y los adultos (mirada y voz como sostén).
El soplido emitido por la progenitora podría interpretarse como una descarga auto regulatoria de la tensión ante la experiencia vivida (han pasado apenas 10 segundos de estar siendo filmados).
– Hipótesis clínicas:
Si bien nos faltan datos como para poder llevar a cabo un análisis minucioso y con fundamentación clínica, a modo ilustrativo, podríamos conjeturar que en la madre se han constituido las representaciones intrasubjetivas e intersubjetivas, permitiendo el establecimiento de un vínculo sano o trófico con el hijo.
En el padre, en cambio, habría un déficit altamente significativo en la constitución del vínculo (distrofia vincular), al punto de llevarlo a autoexcluirse de la interacción (ausencia de vínculo). Otra lectura posible, apuntaría a indagar el vínculo de pareja, para descartar una acción materna que deja fuera del vínculo parento-filial al progenitor.
Comentarios finales
La EITP constituye un aporte al conocimiento de las interacciones triádicas tempranas y al desarrollo teórico de la intersubjetividad, la psicología evolutiva y la psicología de la familia.
Puede ser utilizada en diversas áreas: clínica médica y psicológica con niños, clínica familiar, psicomotricidad, fonoaudiología, acompañamiento del desarrollo infantil temprano, educación, jardines maternales, equipos de investigación en familia y primera infancia, desarrollo de programas de acción comunitaria, uso en ámbito judicial (jueces de minoridad y familia), diseño de programas de intervención en primera infancia y espacios recreativos para padres con bebés pequeños, etc.
Para finalizar, quisiéramos decir que:
1) La EITP-III se encuentra todavía en fase de estudio y a la espera de poder llevar a cabo una nueva investigación con muestra ampliada (n=150) para determinar su validez y confiabilidad.
2) Como resultado del estudio en cuestión, se construirá un sistema de ponderación de los resultados (escala percentilar).
3) Existe el proyecto de diseñar una versión simplificada para uso en ámbito clínico (Psicología y Pediatría).
Bibliografía
Corominas, J. (1998), Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid, Gredos.
Fisher, R. A. (1921), On the ”probable error” of a coefficient of correlation deduced from a small sample. Metron, 1, 3-32.
Freire de Garbarino, M. et a. (1992). Interacción temprana. Investigación y terapéutica breve. Montevideo, Roca Viva.
Hernández Sampieri, R., Fernández-Collado, C. y Baptista Lucio, P. (2008). Metodología de la investigación. México, McGraw-Hill Interamericana.
Klein, M. (1932), El psicoanálisis de niños. Barcelona, Paidós.
Landis, J. y Koch, G. (1977), The measurement of observer agreement for categorical data. Biometrics, 33: 159-74.
López Galán. S. (2006), Diccionario de psicología y Psiquiatría. Jaén, Doble AA.
Maldavsky, D. (1999), Lenguajes del erotismo, Buenos Aires, Nueva Visión,
Losso, R. (2001), Psicoanálisis de la familia. Recorridos teórico-clínicos. Buenos Aires, Lumen.
Meltzer, D. y Harris, M. (1983), Child,family and community: A psycho-Analytical Model of the learning process. Barcelona, Espaxs.
Pichon Rivière, E. (1988), Del Psicoanálisis a la Psicología Social. Buenos Aires, Nueva Visión.
Pichon Rivière, E. (2000), Teoría del vínculo. Buenos Aires, Nueva Visión.
Real Academia Española, (1999), Diccionario de la Lengua Española. Tomo II. Madrid, Espasa.
Stoppiello, L. (2011) Escala de Interacción Triádica Precoz. Cuestiones relativas a su confiabilidad y validez. Subjetividad y procesos cognitivos, 15(2): 111-132.
Stoppiello, L. (2015). Escala de Interacción Triádica Precoz (EITP). Trabajo Libre presentado en el I Congreso Iberoamericano de Primera Infancia, IV Congreso Regional de WAIMH, [2015, 19 de septiembre].
Stoppiello, L. (2016), Las interacciones triádicas precoces progenitores-bebé durante el primer semestre de vida. Estudio exploratorio-longitudinal de caso único. Tesis Doctoral. Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. Buenos Aires.
Stoppiello, L. (2017). Escala de Interacción Triádica Precoz (EITP): un instrumento para medir interacciones progenitores-bebé. Subjetividad y procesos cognitivos, 21(1): 194-218.
Winnicott, D. (1965) “El proceso de maduración y el ambiente facilitador”. Barcelona: Paidós,1992
[1]Dr. En Psicología (UCES), Coordinador Académico del Doctorado en Psicología (UCES), Esp. en Desarrollo Infantil Temprano (UNCuyo), Magíster en Coordinación de Grupos (Universidad de Bolonia, Italia), Docente Universitario (UNLZ, UCES, USAL) e investigador (UNLZ, UCES). Contacto: dr.stoppiello@gmail.com
[2] En el presente trabajo nos abocaremos exclusivamente a presentar el instrumento EITP. Para los interesados en conocer el ADL, pueden consultar la obra de Maldavsky, D. (2013) ADL Algoritmo David Maldavsky. Un instrumento para la evaluación de los deseos y las defensas en el discurso. Buenos Aires, Paidós.
[3] Agradecemos a la Dra. Alicia Connolly, médica psiquiatra y psicóloga argentina, las conversaciones mantenidas sobre estos conceptos.
[4] Conceptualización presentada por primera vez en la conferencia “Procesos que promueven salud y enfermedad en las familias” durante la Conmemoración del Día Internacional de la Salud Mental, organizado por la Universidad Autónoma de Occidente, Unidad Regional Culiacán, Academia del Programa Educativo de Psicología, Culiacán, México, 11 de octubre de 2021.
[5] Agradecemos nuevamente los aportes de la Dra. Alicia Connolly sobre el tema.
[6] Finalizada la investigación correspondiente a la EITP-II, continuamos trabajando con el instrumento, por lo cual en la actualidad existe la versión EITP-III que iba a ser testeada en una nueva investigación a principios del año 2020, pero debido al COVID-19 fue suspendida hasta nuevo aviso.