Lic. María Pía Isely
¿Y si el dejara de mirarte? ¿Y si el dejara de escucharte? ¿Qué está pasando con la mirada
materna; con esa mirada que construye, que libidinisa, que unifica? Que pone palabras y
que provee de significado a tantos significantes. Que pone orden al caos o bien retomando
el proyecto de psicología para neurólogos (1895), cualifica cual sistema omega esa cantidad
libre del sistema Fi o Psi que hace al afecto. Ese auxilio ajeno dirá Freud que permitirá el
pasaje del Narcisismo Primario al Narcisismo Secundario.
Frente la patologización de la infancia y del uso desmedido de medicamentos
psicofarmacológicos en niños, Nuestro objetivo es realizar psicodiagnósticos profundos y no
cuestionarios simples, que entre otras cosas tienen las características propias de la infancia, para
con profesionalismo responsabilidad y ética encontrar el diagnóstico adecuado y su tratamiento,
antes de medicar en exceso. Cuidemos a nuestros niños, entre tanto Déficit Atencional,
brindémosle la Atención que se merecen y necesitan
Este es un trabajo de integración de un niño de una escuela bilingüe con escuela especial a partir
del psicodiagnóstico realizado por la profesional que escribe. Y como a través de integrar a los
docentes tanto de escuela normal como especial en el asesoramiento del diagnóstico se llegó a
una favorable evolución del niño sin rotularlo en un posible diagnóstico que lo anule como sujeto
o lo deje en un lugar de indiferencia o no mirada repitiendo de esa manera lo traumático. En
muchas ocasiones la violencia es la no-mirada del Otro: madre, docentes, compañeros, sin mala
intención sino muchas veces por falta de asesoramiento o empatía en la posibilidad de abordar
estas temáticas actuales que tanto invaden nuestras aulas y a nuestros niños de hoy.
Y en este caso la violencia primaria se re significa con la violencia secundaria ante la no
mirada del Otro significativo, un niño que construyó su psiquismo a través del Otro
Tecnológico, televisión, Tablet etc. ¿Cuál es el efecto tecnológico en estos niños de hoy, cuál
es su espejo?
Caso Clínico
Motivo de consulta:
A los 3 años y medio el jardín refiere dificultades en el niño en el habla por lo cual recomiendan
fonoaudióloga. Luego de cuatro meses de tratamiento lo derivan a psicología, derivado del
colegio X. El profesional manifiesta que no es necesaria la terapia y recomienda verlo luego de
las vacaciones de verano. Cambia de colegio en el cual notan no solo dificultades en la
comunicación sino también en la interacción con el medio, tanto con sus pares como con las
docentes. La madre luego de 4 meses de terapia psicológica realiza una nueva consulta con la
profesional que escribe.
Antecedentes de la Historia
A los 4 meses del niño, el papá consigue trabajo en X, y hasta la fecha sigue viviendo allí.
Los padres se separan luego de un tiempo de esto al darse cuenta que no pueden continuar con el
matrimonio con esta distancia. Entre ellos tienen buena relación. Embarazo con muchos vómitos.
Cesárea. A la madre le costó amamantarlo. A las tres semanas de vida del niño la madre
comenzó a trabajar. El mismo se queda con la misma niñera que actualmente tiene. Según
manifiesta la madre siempre fue un niño muy tranquilo, casi no existía, al referir que no se lo oía.
Lloraba poco, demasiado bueno. Permanecía mucho tiempo en su cuarto. Comía allí y a veces
también cenaba en su cuarto. Frente al televisor. Las rutinas las hace a la perfección. También
manifiesta que se golpea, no repara en los peligros ni en el dolor.
Ahora bien, hagamos un paréntesis: ¿qué ocurre en ese encuentro?: Desencuentro entre dos, un
niño en desvalimiento motor y una madre en desvalimiento psíquico. Un niño que no registra el
dolor.
Sin embargo Freud (1915) nos dirá que el dolor es imperativo. Puede ser vencido por la acción
de una droga o la influencia de una distracción psíquica. Pero el ejemplo del dolor, nos dice
Freud, es muy poco transparente, a la luz de la Represión. Y agrega “Tomemos el caso en que un
estímulo pulsional como el hambre permanece insatisfecho. Entonces se vuelve imperativo,
únicamente la acción de satisfacción puede aplacarlo; y mantiene una continuada tensión de
necesidad. Pero en todo esto no asoma nada parecido a una represión. (Freud, 1915) La
Represión es un mecanismo de defensa presente desde el origen, pero no puede engendrarse
antes de que se haya establecido una separación nítida entre actividad consciente y actividad
inconsciente del alma, su esencia consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo
alejado. Antes de esa etapa de la organización del alma, los destinos de la pulsión como; la
mudanza hacia lo contrario y la vuelta hacia la propia persona, tenían a su exclusivo cargo la
tarea de la defensa contra las mociones pulsionales
Entonces, ¿qué ocurrió en este niño en su primer vivencia de satisfacción?, ¿cómo respondieron
esos otros significativos al apremio de la vida? Hambre que al no ser asistido en su necesidad
queda en dolor, dolor no registrado, confuso, “poco trasparente” nos dirá Freud.
Continuemos con el caso:
Al momento de la consulta tomaba mamadera, Por sugerencia de la terapeuta deja la mamadera,
con la intención de pasar de la leche materna a la lengua materna y de allí a la adquisición del
lenguaje, entre otras cosas. La madre del padre fallece cuando él tenía 12 años. La madre de la
madre presenta una patología psiquiátrica. Ambos padres armaron una buena estructura
psicológica, productiva en lo social, a pesar de haber tenido dificultad en cuanto a los vínculos
primarios. Sin embargo observo sobre adaptación en ambos, un como sí. Un falso self al modo
de Winnicott. Una madre y un padre en desvalimiento psíquico al momento de responder a las
necesidades del niño.
Informe de las entrevistas diagnósticas con el niño:
Primer Entrevista: Entra con la mamá. Trae un juguete de la sala de espera. Grita sonidos.
Continúa su juego de la sala de espera y viceversa como una prolongación del consultorio. No
me mira en ningún momento a los ojos, como si no me registrara. Pareciera estar en su mundo.
No se conecta con el otro. Toma la caja de arte. Le llama la atención las masas de colores. Toma
la tijera e intenta cortarlas. Toma la tijera con las dos manos. Le cuesta la motricidad fina.
Pareciera que se va a cortar los dedos. Le digo “cuidado”. Casi no abandona el juego en toda la
entrevista. Menciono el corte, como primer esbozo de necesidad de castración. Por sugerencia de
la madre nombra los colores. Se quiere comer la masa. Le decimos que no. Llega un momento
que se cansa y se empieza a poner molesto. Empuja el camión casi tira la lámpara. Sale corriendo
del consultorio. Vuelve. Jugamos a las escondidas. Yo digo ¿Dónde está Noha? ¿Noha está?
¿Vino hoy?, intento de juego del Fort-da.
Vuelvo a hacer un paréntesis para remitirme al juego del fort-da
Recordemos: El juego del carretel muestra que la compulsión de repetición tiene por finalidad
el dominio de las pulsiones. El niño al asumir un papel activo, puede elaborar lúdicamente la
separación de la madre. El acto de arrojar el objeto para que se vaya era la satisfacción de un
impulso, sofocado por el niño en su conducta, a vengarse de la madre por su partida. “Vete, no te
necesito”, luego con el padre “Vete a la guerra”. El niño trueca la pasividad del vivenciar por la
actividad del jugar,
Ahora bien para entrar en los enredos del fort-da, el niño tiene que haber pasado por ese ejercicio
iniciático de la subjetividad que es el estadio del espejo. Rodrigué (1996)
Sin embargo hoy también nos encontramos con patologías del fort-da, tanto en niños como en
adultos, las famosas estructuras narcisistas. Que no logran el simbolismo del fort-da. Porque para
poder jugar al fort-da es preciso atravesar la ausencia del objeto, y para que haya ausencia
previamente tiene que haber habido presencia.
Volviendo al caso;
Marco en la primera entrevista que me puede pedir ayuda, a él y a la madre. Intento de
diferenciación y de pedido de ayuda desde su propia voz, desde su propio discurso, desde su
necesidad. Cuando se despiden la madre le dice saluda a María Pía, el responde e intenta darme
un piquito sin problema. (No discriminación del extraño. La señal de angustia que moviliza
su emergencia es la que surge ante la percepción de una diferencia. No solo de la
percepción de que el otro es diferente de mí, sino a la vez la propia conciencia de mi
diferencia y ajenidad. Todo lo cual como hipótesis, me lleva a pensar en una realización
fallida de tales procesos, a partir de su modo de encuentro conmigo. Se lo marco a la madre
en una entrevista con ella, ya que a ella también se le dificulta este tema).
Segunda entrevista:
Entra, se enoja, me pega y grita No, No. Lo abrazo, se calma. Intento que dibuje, dibuja en el
pizarrón: Ojos, nariz, boca. (Figura humana parcializada, no hay un yo como unidad, sino
objetos parciales, todavía no logra la unidad del yo).Busca las masas. Al mancharse con tiza
se quiere ir a lavar las manos. Sale del consultorio va al baño a lavarse las manos, luego lo toma
como rutina. No le gusta estar manchado.
Tercer entrevista:
Hora de juego con la caja. Esta vez está más conectado. Abre la caja. Saca todo sin jugar a nada.
Hasta que arma un camino con maderitas y lo hace pasear a Barney. Dice “Barney es un
dinosaurio”, “Barney y sus amigos”. Esto muestra su lenguaje, por momentos habla bien y por
momentos realiza neologismos o no habla. Hace una torre, se le cae. Lo volvemos a intentar. No
se frustra tanto. Arma el rompecabezas. Me pide ayuda. “Ayúdame, por favor”. La madre
comenta que ahora todo es no y que está agresivo. “Antes era tan sumiso”. (Sin embargo lo
considero un avance El No como primer esbozo de discriminación, diferenciación yo- no yo.
Para poder acceder a un discurso propio. Se conecta un poco más con la mirada y empieza
a decir quiero o no quiero.)
Diagnóstico, Pronóstico y Tratamiento:
Todos los indicadores nos llevarían a pensar en una primera aproximación diagnóstica de TGD
observando un trastorno de la comunicación que no cumple los criterios de ningún trastorno de la
comunicación específico. F 84.0 del DSM III (2999.00)
Sin embargo dados los avances en tan pocas entrevistas con el niño me lleva a acercarme a un
diagnóstico de: Trastorno Narcisista no Psicótico (Rodulfo, 1995) teniendo en cuenta lo
siguiente:
A diferencia del niño autista tiene una actitud abierta hacia mí al despedirse en la primera
entrevista que al mismo tiempo no puede registrarme en calidad de extraña. Percibir el
rostro de la madre en su diferencia respecto de otros rostros vale tanto como presentir la
posibilidad de tener uno mismo un rostro diferente del de la madre. La angustia del octavo
mes revela la constitución del otro como otro y de uno mismo como otro respecto de ese
otro. Por eso y gracias a la introducción de la dimensión de la alteridad el extraño se revela
precisamente como el propio sujeto. Podríamos inferir aquí una falla en la construcción de
lo extraño.
En el gráfico la figura humana aparece con carácter fragmentario. Si el niño no alcanzó la
identidad, la integración corporal en el tránsito a la subjetivación resulta incapaz de constituir
objetos provistos de estas características. Lo construye la mirada de la madre. Una mirada
que unifica. Este va a hacer uno de los objetivos del tratamiento, a partir de la mirada del
terapeuta, que luego podrá ser trasladada a los maestros en el asesoramiento que le
proporcionaremos desde nuestro enfoque psicoanalítico.
Por eso el juego del fort-da. El trastorno narcisista no psicótico es la patología del fort-da, juego
de presencia-ausencia, del rostro de la madre. Aparece lo especular en los gráficos y en el habla,
donde el niño repite duplicando el discurso pero no teniendo uno propio.
Otro aspecto es el papel de la mano: el niño no solo toca sino que agarra el objeto y se lo lleva a
la boca. El privilegio de la visión de la propia mano anticipa el discernimiento entre familiar y
extraño. El hecho de que el niño se toque el rostro lo lleva a interrogarse por sus propios rasgos y
a hallar una primera respuesta consistente en mirarse las manos en las que ve reflejadas su
imagen. La función de la mano en la constitución de la categoría del extraño también aparece en
estos niños alterada, aparece una dificultad en la motricidad fina, donde no pueden “agarrar”
como pinza sino que los objetos se diluyen, la motricidad queda inhibida.
Otra de las características es la dificultad para establecer las siguientes discriminaciones
familiar/extraño, niño/adulto, propio/ ajeno.
Sin rostro el niño tiene primero el rostro de la madre. El hecho de estar en el otro y no en sí
mismo deriva su dificultad para el pensamiento, tiene que contar con la cabeza del otro para
tener la propia. Es por eso que para jugar o graficar necesitan del otro especular que esté a su
lado para lograrlo.
El juego del carretel, cuando el niño juega a las escondidas frente al espejo, el objeto perdido se
vuelve a reencontrar en la imagen reflejada. El espejo lejos de ser un punto de partida, es el
complejo resultado de las identificaciones precoces del niño con su madre. Los juegos en torno a
ocultar el rostro para volver a exhibirlo, ante su alegría, tienden a posibilitar la maduración del
discernimiento de que la alternancia, presencia y ausencia visual, deriva de la motricidad de un
acto. A partir de allí el objeto alcanza la permanencia a la vez fantaseada y perceptiva. (Rodulfo,
1995)
Este va a hacer otro de los objetivos del tratamiento: (y de las posibles sugerencias que les
trasmitiremos a los docentes en caso de tener un niño con estas características en el aula).
El atravesamiento por el juego del arrojar, en su triple aspecto sensorial, motor y del nombre
propio, permitirá alcanzar la posición del objeto como idéntico a si mismo desde un doble punto
de vista: 1) la madre es aprehendida como un objeto real que encierra la posibilidad de su
ausencia 2) y por otra parte, aun si llega a desaparecer, no dejará de poseer la constancia propia
de lo imaginario. (Rodulfo, 1995).
La identificación con su propia imagen, con sus rasgos visuales, logrará articularse la
identificación con el nombre y con la posibilidad de proferirlo, partiendo de la voz de la madre.
Articulación entre erogeneidad y nominación; permitirá sustituir la motricidad por la palabra. Sin
embargo en este caso la terapeuta fue quien desde la función maternante tanto a través de la
mirada como de la voz sonora, al hablar de Anzieu, nombra al niño.
Esta será otra de las funciones del tratamiento psicológico, donde se trabajará desde la función
maternante primaria donde el niño deberá progresar a través de las previamente faltantes o
insatisfactorias fases del desarrollo pre simbiótica, simbiótica y de separación-individuación,
(Mahler, 1972)).
Con respecto a la escuela se elaboró un PPI, Proyecto Pedagógico Individualizado. Desde allí
escuela, padres, profesionales que lo atienden, trabajaron conjuntamente para el mejor desarrollo
del niño.
Lentamente comenzó a conectarse con la mirada, a pedir ayuda, a hablar en primera persona,
discriminando lo que quiere de lo que no quiere. Comienza a manifestar temores, muy sano
teniendo en cuenta la angustia ante el extraño, como medio de auto conservación, y
evolutivamente normal en las fases del desarrollo. Mantiene toda la hora dentro del encuadre del
consultorio. Comienza a interrelacionarse con los otros.
Pronóstico y Evolución:
Se observa un notorio avance; es un niño que puede establecer un juego simbólico. Entra al
consultorio, se dirige a mí, me registra en calidad de extraño, y ahora ya de conocida, en un
vínculo de afecto, me registra como otro. Superando su dificultad primera en la discriminación
Yo-no Yo, y en el registro del Otro como extraño. Puede aceptar las normas del encuadre, ya la
sala de espera no es una prolongación del consultorio como al comienzo. Sostiene el horario de
entrada y salida de la sesión, elabora juegos, guarda los juguetes, acepta mis límites y tolera la
frustración.
Al conversar ya dialoga, se dirige a mí, realiza preguntas, arma oraciones, se preocupa por mí,
por mi panza o bebe (en aquel momento yo estaba embarazada); principio de empatía y
discriminación con los sentimientos del Otro. Y el pasaje del narcisismo primitivo a la
preocupación por el otro de Winnicott.
Durante mucho tiempo en las sesiones estuvimos jugando a las escondidas, fue todo un trabajo
de presencia-ausencia, el juego del Fort-da, donde como dije al principio desde aquí: a) la madre
es aprehendida como un objeto real que encierra la posibilidad de su ausencia; b) y por otra parte
aun si llegara a desaparecer, no dejará de poseer la constancia propia de lo imaginario. (Rodulfo,
1995).
Solo posteriormente este juego se vuelve eficaz para producir otro desenlace psíquico; la
permanencia o constancia objetal. Ahora el cuerpo o alguna de sus partes coinciden con la
palabra que lo nombra, y que puede ser proferida por el niño mismo. Asimismo, el cuerpo
propio da al niño la posibilidad de aprehender al objeto materno como alteridad y a la vez,
a través de su objeto, se reconoce como estructura corporal inacabada. Esta primera
síntesis objetal que tiene valor de prototipo abre un camino ilimitado para la emergencia de
la función de síntesis, en la economía del aparato psíquico.
Se construye como diría Freud un nuevo acto psíquico que le permitirá construirse como
sujeto.
De ahí que pasa de hablar en tercera persona al Yo, y hablar en primera persona, pudiendo
proferir su nombre; paralelamente pudiendo dibujar un DFH o sea su imagen como persona total
en un dibujo.
Teniendo en cuenta el motivo de consulta y el diagnóstico inicial del niño, observamos que
se ha integrado notablemente a un primer año de escolaridad normal sin ninguna
dificultad. Adquiriendo lectoescritura, matemática con excelentes resultados. En el
tratamiento ha evolucionado, conversa establece diálogos, se conecta afectivamente, está
atravesando sanamente el complejo de Edipo con los sentimientos propios de esta etapa,
que son amor hacia la madre y rivalidad con el progenitor del mismo sexo, (pareja de la
madre). Esto es muy sano teniendo en cuenta el diagnóstico de Trastorno Narcisista no
psicótico (Rodulfo, 1995), ya que evoluciona del Narcisismo al Edipo, evolutivamente
normal a una sana resolución del mismo y a un pasaje del narcisismo patológico a la
neurosis normal edípica.
” La psicoterapia es un devolver al paciente lo que este trae. Es un derivado complejo del
rostro que refleja lo que se puede ver en él. …el paciente encontrará su persona y podrá existir y
sentirse real. Sentirse real es más que existir: es encontrar una forma de existir como uno mismo
y de relacionarse con los objetos como uno” Winnicott (1959)
Para ir concluyendo:
Dice McDougal (1978), “¿no es posible que Narciso, niño-flor-frágil, que acecha a su propia
imagen, busque en el estanque un objeto perdido que no es el mismo sino el reconocimiento de sí
en los ojos del Otro? Ese reconocimiento de sí como ser separado y único lo busca ávidamente
en las pupilas maternas, reflejo destinado no solamente a enviarle su imagen especular sino
también todo lo que él representa para su madre. Así se reconocerá como sujeto con un sitio y un
valor propio, a través de los ojos del Otro que le mira y que le hable.”
Entonces nuestro objetivo será que cuando el paciente mire a través del espejo no encuentre solo
un espejo… sino que se encuentre a sí mismo.
Al comienzo menciono el espejo, aludiendo al estadio del espejo como estructurarte del sujeto.
Winnicott retoma el estadio del espejo, en Realidad y Juego, y nos habla del papel del espejo de
la madre y la familia en el desarrollo normal del niño. Winnicott se pregunta “¿Que ve el bebé
cuando mira el rostro de la madre? Yo sugiero que por lo general se ve a sí mismo… la madre lo
mira y lo que en ella aparece se relaciona con lo que ve en él… Pero muchos bebes tienen una
larga experiencia de no recibir de vuelta lo que dan. Miran y no se ven a sí mismos. Surgen
consecuencias”. Él bebe buscará diferentes formas para responder al rostro inmóvil de la madre.
Una de ellas es cuando el bebé empieza a hacer un pronóstico de la madre dice Winnicott”:
Ahora puedo olvidar el talante de mamá y ser espontáneo, pero en cualquier momento su
expresión quedará inmóvil o su estado de ánimo predominará y tendré que retirar mis
necesidades personales, pues de lo contrario mi persona central podría sufrir un insulto”. Ello
provoca una amenaza de caos. Si el rostro de la madre no responde, un espejo será entonces algo
que se mira y no algo dentro de lo cual se mira.
Noha tuvo una madre que traía consigo una no mirada materna, un padre que quedó huérfano de
madre y no pudo cumplir con su paternidad, menos con su función paternante, alejándose al sur y
dejando al niño en desamparo simbiótico. Un niño que se construyó con el Otro tecnológico
dejándolo en un desamparo pulsional, y un eco al modo de Narciso que solo repetía sus palabras
al modo de neologismos.
La madre trasmite no sólo lo renegado sino también lo reprimido. El campo del análisis se
extiende…
Narciso busca desesperadamente su rostro en el estanque, alguien que le devuelva su existencia;
sin embargo creyendo que es otro se queda cautivo en la especularidad de sí mismo.
Entonces nuestro objetivo será que cuando el paciente vuelva a mirarse en el espejo, no
encuentre sólo un espejo, sino que se encuentre a sí mismo, y una mirada que le devuelva su
existencia.
Trabajo arduo el del terapeuta y el del paciente. De construcción a partir del Otro Primordial que
nos devuelve una imagen, incluso de omnipotencia. El espejo de la madre, para Des construirse a
partir de la caída de la ilusión. Y no te alcanza un espejo. Para luego Re construirse, en un largo
y sinuoso proceso terapéutico. Y de vuelta al Espejo al Yo Soy, yo puedo, yo sé. Llegando como
diría Winnicott al Self que desea, que lucha, que sufre, al Self Hacedor, que al verse nuevamente
en el Espejo, de su rostro sin cara, lentamente le pondrá, los ojos, la nariz y con tiempo… en el
lento día agitado del agitado día lento…, con la última carta del doble mazo, se encontrará a sí
mismo. En ese maravilloso encuentro intersubjetivo, de Humanidad entre analista y paciente. Al
igual que el bebé con su madre. Esa mirada materna que construye, libidinisa y humaniza al
infans.
Entre tanto Déficit Atencional brindémosle a los niños, la atención que realmente se merecen.
Ofreciendo a las Escuelas, docentes y padres la información necesaria con nuestra mirada
psicoanalítica pero adaptable a las circunstancias y/o necesidades escolares. Intentando lograr
desde allí que al mirar a sus niños tengan los recursos suficientes para devolverles una imagen
que construya psiquismo y les permita reconectarse con su propia imagen en el espejo. Y
alcanzar de esta manera a través del análisis el Yo Soy, Yo puedo, Yo sé.
Bibliografía:
• Freud, S. (1914): Introducción del Narcisismo – Obras Completas – Tomo XIV – Buenos
Aires – Amorrortu editores-1979
• Freud, S (1915) La Represión– Obras Completas – Tomo XIV – Buenos Aires –
Amorrortu editores-1979
• Lacan, J. (1949) Escritos 1. Dos. Estadío del espejo como formador de la función del yo
(je)tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica- Barcelona, Paidós, 1981
• McDougall, J. (1978) Alegato por una cierta anormalidad- Edit. Paidos-1996- Buenos
Aires
• Rodulfo, R. (1995) Trastornos narcisistas no psicóticos- Editorial Paidós- Buenos Aires-
1995
• Rodrigué Emilio (1995) Sigmund Freud. El siglo del Psicoanálisis- Editorial
Sudamericana- Buenos Aires
• Winnicott, D_ W (1967b): Papel de espejo de la madre y la familia en el desarrollo del
niño; en Realidad y Juego – Gedisa editorial – Barcelona 1979